martes, 22 de diciembre de 2009

La palabra del día (XIII): reseguir

Aunque soy de ciencias puras, para aprobar Lenguaje en EGB y Literatura Española en segundo de BUP tuve que aprenderme las normas de ortografía de memoria y aplicarlas con más o menos acierto. También tuve que aprender Historia y Geografía y confieso que las he olvidado con el correr del tiempo porque no utilizaba esos conocimientos salvo para ocasionales partidas de Trivial, pero como sí he seguido leyendo y, en menor medida, redactando, creo que aun sin convertirme en una ortonazi puedo afirmar que no soy una hoygan del montón. Alguna falta se me escapa, por supuesto, pero intento prestar atención a lo que escribo.

Desde muy pequeña me decían que leer te ayuda a quitarte las faltas de ortografía, pero Un viñedo en la Toscana, de Ferenc Máté, me ha demostrado que hay libros que te ayudan a mejorar por psicología inversa, enseñándote cómo no se hace: es un libro plagado de faltas (y, para mi gusto, carente de interés, pero eso es otra historia). Y ha sido en mi ejemplar de esta obra que he encontrado (diez millones de veces) la palabra reseguir.

No es la primera vez que la encuentro. La primera vez que busqué reseguir en la RAE fue tras leer un cuento que escribió un amigo y en el que usaba este verbo para indicar que alguien repasaba un trazo con la punta del dedo. Me resultó un poco extraño y, pedante de mí, le dije que había utilizado una palabra que no existía. Él replicó "Pues en catalán sí existe" y la RAE me clavó la puntilla diciendo que además de ser una pedante había quedado en ridículo, porque reseguir sí está recogida con la acepción "Quitar a los filos de las espadas las ondas, resaltos o torceduras, dejándolos en línea seguida". Sin embargo, no es lo mismo eliminar imperfecciones del filo de una espada que ceñirse a las ondulaciones del terreno, transcurrir en paralelo al curso de un río o cualquiera de esas mil trayectorias que se describen con este verbo en Un viñedo en la Toscana, que incluye "reseguir" unas diez veces por página porque abunda en descripciones del terreno.

No tengo nada en contra del idioma catalán, pero sí opino que si han editado la obra en castellano, qué menos que usar las palabras en su acepción en este idioma. Eso de encontrar faltas y más faltas en todos los libros que pasan por mis manos últimamente ya es otra historia, bien triste...

jueves, 17 de diciembre de 2009

La palabra del día (XII): premunir

En la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión de Sevilla encontré Beowulf en tapa dura por cuatro euros. Sólo porque me costó barata le perdono a esta edición que incluya "acoger" con jota, cosa que me deparó un considerable dolor de ojos... Pero además de la aberración de la falta, la lectura es muy agradable (mucho mejor que la película, que es un truño soberano) y me ha aportado un par de palabras: cultor y premunir.

Es fácil inferir el significado de cultor, pero nunca lo había encontrado como palabra, siempre como sufijo. En cuanto a premunir, se emplea con profusión a lo largo de este poema épico y confieso que no lo había escuchado nunca: según la RAE, es

premunir.

1. tr. Am. Proveer de algo como prevención o cautela para algún fin. U. t. c. prnl.

Por cierto, que Beowulf puede que sea el poema de mayor extensión de la poesía anglosajona, pero el libro es muy cortito. Y como también es muy cortita la obra de María José Barrios y también he disfrutado muchísimo con su lectura, no puedo desaprovechar la ocasión de hacerle un poco de publicidad y anunciar que ya está a la venta Cuentos mínimos. Tuve ocasión de ir a la presentación y constatar que la María José que yo conozco como amiga no difiere tanto de la María José profesional y que sigue siendo mordaz, inteligente, divertida e ingeniosa.

domingo, 11 de octubre de 2009

La palabra del día (XI): inmarcesible

El día 4 de octubre fue la jornada de puertas abiertas de la biblioteca Infanta Elena y entre las muchas actividades realizadas llevaron a cabo la liberación de trescientos libros, dado que se constituyeron en Zona Oficial de Cruce tiempo ha. Y dado que yo soy usuaria de la web de BookCrossing, allá que fui a cazar algún libro, porque encontrar alguno "liberado a lo salvaje" suele ser difícil y estaba segura que entre tanta oferta encontraría alguno interesante. De hecho, encontré cuatro interesantes. Uno de ellos es Cuentos municipales 2, que recoge una serie de relatos ambientados en las distintas ciudades españolas, escritos por diversos autores, clásicos y actuales.

El primer cuento contenido en esta recopilación está dedicado a Huelva, escrito por Juan Cobos Wilkins y titulado ¿En qué se parece a Londres? y en su primera página, en la descripción de un cabezo (formaciones terciarias consistentes en montículos de tierras arcillosas y aislados por terreno llano cubiertos de vegetación mediterránea), aparece la palabra inmarcesible:

inmarcesible.
(Del lat. immarcescibĭlis).
1. adj. Que no se puede marchitar.

No recuerdo haberla leído antes y, como dudo que pueda introducirla de manera natural en mis conversaciones cotidianas, la anoto aquí para no olvidarla, como otras tantas palabras.

jueves, 10 de septiembre de 2009

La palabra del día (X): alacridad

Aunque en una de las páginas de La isla inaudita me haya encontrado escrito jirones con g, esta novela no está dejando de enseñarme cosas... Por ejemplo, que además de errático y errabundo existe erradizo ("Que anda errante y vagando") y que torques es una palabra de origen celta que se acepta en castellano, pero también puede usarse como torce (esta forma no la conocía), pero la palabra elegida para hoy es alacridad:

alacridad.
(Del lat. alacrĭtas, -ātis).
1. f. Alegría y presteza del ánimo para hacer algo.

No sé por qué, jamás imaginé que una palabra como ésa tuviera un significado feliz.

lunes, 7 de septiembre de 2009

La palabra del día (IX): cáfila

Tiempo ha, intentando recordar qué palabra definía el hueco en que se plantan los árboles en la calle y probando palabras que empezasen por al-algo hasta dar con la correcta encontré los vocablos alcorzar y alboroque.

¿A qué viene todo esto? A que hoy he empezado a leer La isla inaudita, de Eduardo Mendoza, autor al que admiro muchísimo, y he encontrado en sus páginas la palabra cáfila que, no sé por qué, me ha traído reminiscencias de alboroque. Si alboroque es "Agasajo que hacen el comprador, el vendedor, o ambos, a quienes intervienen en una venta" y no sé por qué lo relaciono con los regateos en los zocos árabes, cáfila es "Conjunto o multitud de gentes, animales o cosas, especialmente las que están en movimiento y van unas tras otras" y ¿acaso ese bullicio que se intuye en esta definición no se adecúa a un zoco atestado?

sábado, 8 de agosto de 2009

La vida es sueño en el Palacio de la Buhaira

Siempre que puedo asisto a representaciones, exposiciones y eventos varios, pero reconozco que sólo he podido permitírmelo desde que tengo cierta independencia económica y que sigo siendo esencialmente de ciencias, con lo cual la capa de cultura general que pudiera tener es bastante fina y clarea en bastantes puntos. De modo que nadie debe esperar aquí un análisis concienzudo y razonado de un clásico del teatro español, porque lo cierto es que acudí a la representación de La vida es sueño, de Pedro Calderón de la Barca, esperando un señor drama y acabé por divertirme bastante.

Dentro del ciclo Noches en los Jardines de la Buhaira, la compañía Teatro Clásico de Sevilla (no pongo enlaces porque parece ser que ya existía una compañía con este nombre y a posteriori surgió ésta que nos ocupa) está representando de jueves a domingo, a las diez de la noche, durante todo el mes de agosto, La vida es sueño. De Pedro Calderón de la Barca había tenido ocasión de ver El gran teatro del mundo en la Catedral y, por ser yo atea y la obra un auto sacramental, salí más bien disconforme con lo que había visto debido al mensaje que incluía a pesar de lo espectacular del escenario; pero también pude asistir a la representación de La dama duende y me reí tanto, lo pasé tan bien, que no desdeñaba ver más obras de este autor. Así que organizamos una quedada becera y anoche fuimos al Palacio de la Buhaira a ver la representación.

Reconozco que no he leído el libro y que no entiendo de teatro, así que hasta que no terminó la obra no supe que había faltado el personaje de Clarín, compañero de Rosaura y contrapunto cómico. Parece ser que el actor que lo encarnaba se había puesto enfermo y hubo que obviar su papel como buenamente se pudo. Durante la representación, ignorante de esa ausencia, los únicos inconvenientes que encontré fueron el cabezón que tenía sentado delante y que me obligó a moverme constantemente a su derecha o a su izquierda para poder ver a algunos de los actores; la caracterización del rey Basilio que me pareció caricaturesca; y la de veces que se les trabó la lengua a algunos. Para ser franca, hablando mi castellano con acento de Sevilla habitual yo me trabo mucho más que ellos, que estaban declamando en verso y por tanto no es precisamente habla fluida, pero no es algo que quede demasiado bien en escena, la verdad. De hecho, las pocas veces que he acudido al teatro el público ha agradecido el trabajo de los actores poniéndose en pie, pero anoche nadie se levantó. Hubo aplausos, sí, pero cuando nos levantamos de la silla fue para marcharnos.

A pesar de lo anterior, no es que el montaje sea malo. Parece ser que esta misma obra fue representada por esta misma compañía el verano pasado en las Reales Atarazanas (vivo en Sevilla y todavía no me he enterado de dónde están) y que el marco permitió un montaje muy espectacular en el que se aprovechaban bien las características del edificio, en tanto que en esta ocasión sólo disponían de un patio mínimo y un escenario diminuto. Imagino que en algo debe resentirse la obra de esto. Puede que se trabaran alguna vez, que hubiera agradecido un entreacto para descansar un poco, que terminara un poco harta de escucharlos cantar "Viva el grande rey Basilio" y que Segismundo, bajito, moreno, con su barriguilla y un deje extraño en el habla me pareciera mexicano (que también es ser tiquismiquis sacar defectos en el castellano de un personaje que se supone que es príncipe de Polonia), pero también es cierto que el primer soliloquio del panchito en cuestión me puso los vellos de punta (podéis leerlo en el enlace del primer párrafo), me emocionó casi hasta las lágrimas.

Curiosamente, aunque La vida es sueño contiene muchos mensajes y todos los elementos para ser una tragedia considerable, me divertí mucho. Estamos ante un rey, supuestamente sabio, al que la astrología pronosticó un hijo que habría de humillarlo y resultar un príncipe terrible, de modo que opta por encerrarlo en un castillo escondido entre unas peñas donde sólo un sirviente fiel tiene tratos con el muchacho. Sin embargo, el rey se debate entre la realidad del libre albedrío y la inexorabilidad de lo predestinado (ahí ya tenemos filosofía para rato), de modo que opta por dormir al muchacho y hacerlo despertar en su condición de heredero. Como soy de ciencias puras, no sé cómo va el tema del naturalismo de Rousseau, pero lo cierto es que Segismundo, el príncipe criado en el monte, cuando se ve rodeado de lujo y con capacidad de obrar a su capricho se revela como un bruto que no hace más que su voluntad y que recurre a la violencia si es preciso. Supongo que es normal que, si crías a tu hijo como a una cabra, obtengas una cabra, con lo cual los excesos de Segismundo me arrancaron más de una sonrisa porque los personajes, en sus pasiones, comenzaron a revelárseme como unos histéricos, dominados por sus ansias. Visto el resultado del experimento, el rey Basilio decide que las cabras es mejor dejarlas en el monte, así que devuelve a su hijo a su prisión y le hace creer que todo lo vivido ha sido un sueño.

Predestinación, libre albedrío, las inclinaciones naturales de un hombre que no ha sido pulido por el trato con la sociedad y, a continuación, el cuestionamiento de qué es realidad y si conviene obrar de una manera u otra en función de las consecuencias: si todo es un sueño, ¿es mejor hacer lo que uno quiere, puesto que no habrá más consecuencias, o hacer lo correcto, puesto que la satisfacción que se obtiene es tan efímera que es mejor disfrutar del sueño antes de abrir los ojos a la realidad? Y mientras Segismundo se entretiene en disquisiciones filosóficas, su guardían Clotaldo (me encantó la actuación de este hombre, muy natural, muy comedido), descubre que tiene una hija que ha sido deshonrada por un pariente del rey y se debate entre su honra, su lealtad, lo que debe a su hija y lo que debe a su señor. Sin contar que la hija es otra histérica que se debate entre su amor a Astolfo y sus deseos de vengarse por haber sido abandonada. Astolfo, a su vez, desea casarse con su prima Estrella sólo por hacer valer sus derechos al trono, porque Rosaura (quien al principio no sabe que es noble porque desconoce que Clotaldo es su padre) es su verdadero amor pero no es buen partido... Que si sueño o realidad; que si la honra de la hija o la palabra dada; que si amor o poder; que si destino o libre albedrío; toda la obra está llena de disquisiciones de este tipo y, sin embargo, en los extravíos pasionales de estos personajes encontré cierto humor, aunque sólo fuera por el desdén con que Estrella desecha los cumplidos de Astolfo y le restriega que sabe bien lo que él busca en ella, por la forma en que uno de los criados frena un poco los excesos de Segismundo o por el grado de histerismo de Rosaura, que es una exaltada como pocas.

Como ya dije, el primer soliloquio de Segismundo casi me arrastra al llanto (gran actuación, aunque a mí todos me parecieron más que correctos) y sus dudas y razones me parecieron muy bien traídas. Pude compartir la desazón de Clotaldo, dividido entre lealtades tan dispares. Y, sin embargo, cuestiones tan graves tenían un puntillo ligero. En alguna ocasión se me escapó alguna risilla que sofoqué porque jamás consideré La vida es sueño una comedia y me pareció inapropiado, pero lo cierto es que disfruté tremendamente con la representación.

Si tras leer esto a alguien le pica la curiosidad, que aproveche, que la estarán representando hasta el 30 de agosto y sólo cuesta doce euros (hay descuentos para estudiantes, grupos, jubilados y demás). Yo, por mi parte, por más que me disguste leer teatro y me agote el verso, pienso leerme la obra y recrearme en los pasajes que me epataron.

lunes, 3 de agosto de 2009

La palabra del día (VIII): taruga

A veces se amplía el vocabulario de la manera más estúpida... Hoy he empezado a dar clases particulares a una niña que debe ser trabajadora y estudiosa cuando ha llegado a la universidad con sus becas y todo, pero no debe estar particularmente dotada para la química o no estaba muy despierta esta tarde, porque en una hora y media le hemos dado mil vueltas a lo mismo sin llegar a ninguna parte. Manifesté mi impresión en el Tuenti diciendo "Esta niña es una taruga" y me picó la curiosidad: ¿existe el femenino de tarugo? Y a la RAE que me fui, para no perder las buenas costumbres.

Encontré lo siguiente:
tarugo.
1. m. Trozo de madera o pan, generalmente grueso y corto.
2. m. clavija (‖ trozo cilíndrico o ligeramente cónico de madera).
3. m. coloq. Hombre de mala traza pequeño y gordo.
4. m. coloq. Persona de rudo entendimiento.
5. m. El Salv. y Nic. Pedazo de madera, trapo u otro material que sirve para tapar un agujero.

taruga.
1. f. Mamífero rumiante americano parecido al ciervo, de pelaje rojo oscuro y orejas blandas y caídas, que vive salvaje en los Andes sin formar manadas.

De donde se deduce que mi alumna es un tarugo, porque pinta de ciervo no tiene y la palabra tampoco parece tener femenino en la acepción que se aviene a lo que yo quería significar.

domingo, 2 de agosto de 2009

La palabra del día (VII): crascitar

En realidad, es la palabra de hace un par de días, porque crascitar aparece en la página 18 del ejemplar de La jauría humana, de Horton Foote, que ya he terminado. Se trata de una de esas obras que una abre sin saber qué esperar y terminan por ser una muy agradable sorpresa: aunque la sociedad en que tiene lugar me resulta más ajena que cualquier escenario histórico, porque no me acostumbro a un siglo XX en el que la brutalidad policial, el alcoholismo, la depresión económica y el maltrato a la pareja son el pan nuestro de cada día porque nací a finales de dicho siglo y las cosas habían cambiado mucho, la novela despliega todo tipo de caracteres, todos con una motivación que puede parecer legítima para matar a Bubber Reeves, un vecino que se ha fugado de la penitenciaría y vuelve al puebldo en que viven sus padres... Y en el que tiene deduas pendientes con muchos de sus habitantes.

Según la web de la RAE, tenemos que

crascitar.
(De croscitar).
1. intr. Dicho del cuervo: graznar.

Nunca está de más conocer sinónimos, ¿no?

martes, 21 de julio de 2009

Esa frase que siempre he querido decir...

Me pasa Nachete el enlace a la tira de hoy de Palomitas y Maíz, que hace referencia a los operadores de Atención al Cliente. Esto me trae a las mientes algo que he repetido mil veces a lo largo de todos mis blogs pero sigue siendo una espinita que tengo clavada: hay clientes que insultan, clientes bordes, clientes insistentes, y parece ser que nadie entiende algo muy importante pero que no me dejan contestar "Oiga, ¿usted se cree que si yo pudiera solventarle la incidencia iba a estar aguantándole todavía? Se la hubiera resuelto ya para poderlo mandar a tomar por culo".

Si cuando me llames no lo hago, es porque no puedo. Y si no te gusta, hojitas de reclamación a consumo, que para eso están.

jueves, 16 de julio de 2009

Me he dado por aludida...

Un amigo compartía en Google Reader esta viñeta de humor que, para mi gusto, tiene poca gracia porque veo demasiado cercana la posibilidad de experimentarla en mis carnes...

Y mientras me echan y no, mucho trabajo, mucha calor y la salud deteriorada, de ahí que me muestre poco por estos lares.

lunes, 29 de junio de 2009

Soñando a Bécquer

En este rinconcillo de internet esta noticia va a pasar desapercibida, pero el sábado pasado fui a ver Soñando a Bécquer y me gustó tanto que me dio penilla ver el patio medio vacío y quisiera no sólo manifestar mi entusiasmo y mi satisfacción, sino dar a conocer esta obra en la medida en que me es posible hacer publicidad de algo desde aquí.

Aunque sabía que en años anteriores se habían representado en los Alcázares obras acerca de personajes históricos sevillanos (tuve ocasión de ver la de Ibn-Jaldún, que me aburrió sobremanera), me enteré de que este año se iba a homenajear a Bécquer por casualidad. En esta ocasión, el escenario se ubicaría en la Facultad de Bellas Artes, bajo la cual se encuentra el Panteón de Sevillanos Ilustres. Puesto que la entrada de la obra incluía una visita al panteón, con su larga tradición de fantasmas y apariciones, no podía dejar pasar la ocasión y allá que me fui, acompañada por dos amigas.
Ángel sobre la tumba de los Bécquer
Del panteón no sabría qué decir... Interminables paredes de mármol gris oscuro, con suelos de mármol negro bajo arcos blancos que conforman un vasto espacio que transmite una terrible sensación de vacío. Apenas se entra pueden verse tumbas adornadas con las efigies de los que allí yacen, pero las restantes alas tienen las lápidas incrustadas en la pared y algunas son meros rectángulos, muy discretos y pequeños. También hay algunas pareces vacías, de modo que las distintas partes del panteón son muy diferentes en magnificencia y ornato. No obstante, hay un cristo tras un altar de mármol blanco, iluminado por una luz verdosa, que resulta imponente y transmite un sobrecogimiento que, junto al frío que reina en el recinto, las urnas de cristal con velas en su interior que suponen toda la luz que alumbra las lápidas y las lámparas enfocadas al techo, consiguen que una se sienta impresionada con independencia de su escepticismo respecto a fantasmas, espectros o similares. Invita al recogimiento.
Tumba de Bécquer
Por desgracia, esa impresión se puede desbaratar muy fácilmente: han habilitado pequeñas mesitas con post-it, etiquetas, fixo y bolígrafos de modo que los visitantes puedan manifestar su admiración por los diversos personajes ilustres que allí yacen y dejar constancia de su paso por allí. No falta el gracioso que afirme "¡Qué fresquito se está entre los muertos!" o quien eleve plegarias a Bécquer como si del propio Cupido se tratase, aunque la mera presencia de los post-it amarillos ya resta tanta magnificencia a la escena que el contenido es lo de menos.

Tras visitar el panteón, subimos de nuevo al patio de la facultad, donde tendría lugar la representación. Para saber más sobre la obra en sí, basta pinchar sobre el enlace del primer párrafo, porque yo me voy a limitar a comentar mis propias impresiones, para variar :P

En primer lugar, me sorprendió encontrar a Juan Luis Corrientes como Gustavo Adolfo Bécquer, porque este año he ido tres veces al teatro, a representaciones de distintas compañías, y he encontrado a este actor ejerciendo de Luis Mejía en Don Juan Tenorio (en la Iglesia de San Luis de los Franceses); de enano en Las gracias mohosas (que vi en el patio de la Diputación); y ahora de poeta. Confieso que como Mejía no reparé demasiado en él, pero en cuanto vi al enano en la obra de Feliciana Enríquez de Guzmán reconocí con facilidad ese pelo rizado y esa voz discordante. Aunque me gustó mucho su actuación y encontré mucho mérito al actuar, cantar y bailar con las piernas dobladas y recogidas en las perneras de los pantalones para simular la mitad de su estatura (y de hecho, para mi gusto, cantó bien), encuentro su tono de voz un tanto chirriante. No es profunda y no me resulta agradable al oído, lo confieso, aunque eso no me arruinó la velada: Soñando a Bécquer es una obra preciosa, tanto que a alguna de mis amigas la escuché sorber discretamente, emocionada.

Para mi gusto, el mérito de la obra es que está muy equilibrada. Toda la representación está arrullada por música de piano y por diversas imágenes proyectadas sobre un telón blanco que los actores atraviesan a conveniencia. Sobre el escenario, un balcón; un piano; una tumba; la pianista; tres mujeres que habrán de hacer de musas, de los amores de Bécquer y de los hermosos monstruos que pueblen su razón hasta que no sepa distinguir lo que ha vivido de lo que ha soñado; un actor que hará las veces de narrador, amigo, hermano, jefe e incluso tenor (finaliza la obra con una canción en alemán que pone los vellos de punta); y Gustavo Adolfo Bécquer, a veces con capa, a veces con chaqueta, al final con el torso desnudo (comentario frívolo de la noche: vestido se le ve un tipo estupendo al actor, pero cuando se quitó la camisa me desilusionó un poco).

Para que se pueda entender por qué me gustó tanto la obra, es preciso explicar que yo he nacido en Sevilla. Puesto que vivo en Castilleja de la Cuesta, donde se encuentra la casa-palacio de Hernán Cortés (que en realidad fue construida para el duque de Montpensier, pero eso es otra historia), si hay algo que estudié con ahínco y repetidas veces durante la EGB fueron la obra de Bécquer, representante del romanticismo español e insigne sevillano, y la biografía de Hernán Cortés, luego mal que me pese he leído y estudiado las Rimas y leyendas por activa y por pasiva y la acción de quemar las naves tiene proporciones heroicas ante mis ojos aunque fuera una cabronada gorda. Con semejantes antecedentes, no es difícil adivinar que tanto yo como otros muchos presentes supimos reconocer las rimas insertadas en toda la obra, con una naturalidad pasmosa: todas las citas de la obra de Bécquer vienen al hilo de lo que se narra y hay algunas referencias a Sevilla que no supe reconocer, pero que si las escribió este poeta tengo que encontrarlas porque me emocionaron muchísimo. Esto, por supuesto, hace cómplice de alguna manera al espectador y lo acerca a lo que está viendo.

Además de biografía, poesía, música y metáfora, hay humor, como cuando el poeta marcha a Madrid y elabora su presupuesto o su esposa habla sobre su matrimonio, de ahí que antes dijera que la obra me parece que está muy equilibrada.

No sé si de todo esto se desprende que todo lo que vi y oí esa noche me gustó mucho. Incluso la disposición del patio de butacas no puede describirse como tal patio de butacas, porque las sillas estaban dispuestas alrededor de mesitas, cada una con una velita encendida... ¡Lástima que esa noche hiciera algo de frío, o la velada hubiera sido perfecta!

Así que sólo me queda recomendar encarecidamente a todo el que me lea que no desaproveche la oportunidad y vaya a ver esta obra, que estará en cartel hasta el seis de agosto.

domingo, 24 de mayo de 2009

La palabra del día (VI): biznaga

Ayer sábado, entre otros muchos sitios (fue un día que cundió mucho, como hacía tiempo que no pasaba una jornada), fui a la Feria del Libro de Sevilla. En teoría, sólo iba a acompañar a un par de amigas para tomar café y pasar un ratito agradable, dado que la cantidad de libros que tengo en casa por leer no cesa de aumentar (de hecho, en esa lista no están incluidas todas las adquisiciones de los últimos meses, ni los libros que cacé en el Encuentro de Ciudad Real), pero la carne es débil...

La carne es débil y la tentación demasiado fuerte, porque cuando vi aquel ejemplar de Crímenes ejemplares, de Max Aub, con su portada llena de calaveras sonrientes, su pequeño formato, sus páginas negras con letras plateadas y el sucinto "Lo maté sin darme cuenta. No creo que fuera la primera vez." que se daba por toda descripción del contenido en la contraportada, el precio no me importó. De ordinario me hubiera dolido gastarme doce euros (10.80 tras hacerme el 10% de descuento) en una cosita tan pequeña que su lectura me llevaría menos de una hora, pero un día es un día, acababa de sacar dinero del cajero y ¡era un libro con las páginas negras y la tipografía plateada, de temática macabra! ¿Quién puede negarse a eso?

Y he aquí que, en la descripción de un asesinato cuyo móvil era la irritante manía del finado de hurgarse los dientes con un palillo, aparece la palabra biznaga. Por lógica, una biznaga tenía que ser un mondadientes, pero no obstante acudí a la web de la RAE y allí encontré lo siguiente:

biznaga.

(Del ár. hisp. *bis[s]ináqa, y este del lat. pastināca).

1. f. Planta de la familia de las Umbelíferas, como de un metro de altura, con tallos lisos, hojas hendidas muy menudamente, flores pequeñas y blancas, y fruto oval y lampiño.

2. f. Cada uno de los pies de las flores de esta planta, que se emplean en algunas partes para mondadientes.

3. f. And. Ramillete de jazmines en forma de bola.

Yo soy andaluza y ni siquiera sabía que una moña de jazmines se llamase biznaga... He obviado una segunda acepción que hace referencia a un cactus mejicano.

¡Y yo que pensaba que con este libro sólo iba a aprender razones originales para justificar una muerte!

domingo, 10 de mayo de 2009

La palabra del día (V): yoqui

Supongo que siendo esto un blog estrictamente personal tendría que contar algo de mi vida, pero ya compartí el Encuentro Nacional de BookCrossing en vivo con los asistentes y por teléfono con quienes no pudieron acudir pero me hubiera gustado ver; además, vuelvo a ser un miembro productivo de la sociedad y el trabajo y otras distracciones consumen mi tiempo, de modo que no hay mucho que pueda contar.

Entre esas otras distracciones se cuenta el manga. A nadie se le oculta que he sido miembro activo del staff de algún fansub (ninguno de los grandes, claro) y que sigo desarrollando alguna labor en ese aspecto. Como dicha labor consiste en mantener los diálogos a salvo de barbaridades ortográficas y gramaticales, a veces me surgen dudas que de ordinario no tendría y me paso la vida en la página de la RAE, que tendría en favoritos si no tuviera una url tan sencilla :P

La duda de hoy, en cuestión, era si dese (tercera persona del singular del presente de subjuntivo del verbo dar, o algo así, seguido del pronombre se) llevaba tilde o no. Puede parecer que la respuesta es obvia, pero por si acaso me fui a la Ortografía de la lengua española y leí las normas de acentuación: en la página 30, apartado 4.7.3 ("Acentuación de formas verbales con pronombres enclíticos") encontré la solución y de paso descubrí algo que no sabía. "Las palabras llanas terminadas en y deben llevar tilde: póney, yóquey.", ante lo cual me pregunté ¿pero yóquey existe en castellano? La respuesta es que , importada directamente del inglés. Si descubrir que he estado escribiendo poni con lo chulo que hubiera quedado ponerle tilde al póney ya ha sido un trauma, lo de yóquey me ha hecho daño en los ojos...

Y ya de paso he buscado enclítico, claro.

martes, 28 de abril de 2009

La palabra del día (IV): hessiano

Ayer fui a buscar un par de detallitos para ciertas personas a Sevilla y no pude evitar acabar en Nostromo, la tienda que me surte de manga. Generalmente recurro a Beta cuando quiero comprar libros porque prefiero potenciar las librerías sevillanas antes que cadenas francesas y porque el servicio en Casa del Libro me parece pésimo y me niego a que hagan caja a mi costa (en Beta me dijeron que me traían cierto título en quince días y, como me corría prisa, fui a la Casa del Libro: allí me dijeron que cómo se me ocurría preguntar por algo publicado hacía más de diez años, que eso estaba descatalogado; por tanto, dado el pésimo trato y aún peor servicio, que no me cuenten entre sus clientes), así que a Nostromo sólo voy a por los cómic que me interesan. Sin embargo, en esta ocasión entré en la tienda de la calle Zaragoza y allí, además de cómic europeo y americano, tienen literatura de ciencia-ficción y fantasía y módulos de rol. No pude resistirme a echarle un vistazo y, claro, mis ojos quedaron prendados de la portada de Baltimore o el valiente soldado de plomo y el vampiro, de Mike Mignola y Christopher Golden.

También me llevé Te quise como sólo se quiere a los cabrones porque tampoco supe negarme a un título así, pero como las reseñas no corresponden a este blog y además llevo una temporada demasiado perra como para hacer disquisiciones sobre literatura, me ceñiré al tema en concreto: hoy he aprendido una nueva palabra que desconocía.

La acción en Baltimore comienza durante la Primera Guerra Mundial y siempre se habla de aliados y hessianos. Aunque por lógica los hessianos (en esta novela se escribe con una sola s) tenían que ser los alemanes, era la primera vez que escuchaba este término y tuve que recurrir a la RAE. No obstante, la RAE no recoge este término y Google sólo mostraba resultados sobre matrices, determinantes y similares...

A base de seguir buscando, encontré referencias a los aliados hessianos de los casacas rojas en la Guerra de la Independencia Americana y ésa fue la pista para seguir tirando del hilo y confirmar que sí, que los hessianos son alemanes, pero concretamente aquellos bajo el mando del Duque de Hesse o provenientes de dicho estado federado de Alemania. Supongo que podía vivir sin saberlo, pero nunca está de más ampliar un poco el vocabulario.

martes, 21 de abril de 2009

Un nombre bien elegido... ¡por los cojones!

Estos días han sido muy intensos: Semana Santa, Salón de Manga de Jerez, parientes hospitalizados, ¡no he parado! Y entre todas las actividades se encontraba el preparar la liberación masiva para el Día del Libro, que si bien el año pasado no pudo llevarse a cabo es una tradición bastante arraigada entre los beceros sevillanos. Además de reunir los libros (tres cajas tengo en mi casa, para mayor cabreo de mi madre), etiquetarlos, hacer las notas de liberación, recopilar los enlaces de los journal para colgarlos en blogs y similares, comuniqué el evento allá donde creí que podría interesar la noticia y le darían difusión, como el programa Es la vida, que libera los libros que comentan y tiene su propia estantería en BookCrossing.

Buscando en Google el enlace a la web del programa, encontré esta noticia, en la que se menciona "un anteproyecto de ley de protección a la maternidad que pretende proteger a las mujeres embarazadas". La frasecita de marras me ha puesto de una mala leche espantosa: este anteproyecto de ley viene a raíz de la ley del aborto y eso de la protección a las embarazadas suena a que todos aquellos que estamos a favor de la libertad de elección fuésemos atentando contra las pobres preñadas y obligándolas a renunciar a su futuro vástago. Me parece que el nombre es muy desafortunado y que aquellos que estamos a favor del aborto sólo pedimos la posibilidad de elegir, de dejar que cada cual opte por interrumpir el embarazo o continuar según le dicte su propia conciencia, en tanto que aquellos que se oponen quieren obligar a todo el mundo a seguir su criterio y apechugar con lo que venga. ¿Realmente una ayuda económica compensa todo lo que implica criar a un niño no deseado? ¿Creen que con pagar los pañales ya resarcen a esa madre que no quería cambiarlos, ni supeditar su vida a lo que es una crianza?

Protección a las embarazadas... ¿Es que acaso hay alguien que las agreda? Parece ser que exigir libertad de elección es algo de lo que se debe proteger a las futuras mamás, tanto si ellas quieren serlo como si no.

Insisto: la elección del nombre es tendenciosa.

miércoles, 15 de abril de 2009

La vida en directo

Llevo mucho tiempo sin escribir en este blog, que creé para comentar las tonterías pequeñas y personales. No es que no abunden las tonterías, tanto las pequeñas y personales como las grandes y públicas, pero es que no he encontrado ni el momento ni el estado de ánimo precisos para ponerme a relatar algo de forma coherente. Sin embargo, es bien fácil seguirme la pista, porque puede que no tenga ganas de redactar, pero dejar una simple frase con una idea es pan comido.

¿A qué viene esto? A que hace poco encontré en el contador de visitas de este blog una búsqueda de Google que había empleado los términos "Carboanion Facebook" y otra que buscaba "Carboanion Twitter". Aunque es cierto que en Twitter sí tengo el mismo nick, ¿de veras alguien pensaba que en Facebook también uso un nombre simulado, o es que creía que tengo un club de fans allí? Me encantaría saber quién se aburre tanto como para querer encontrarme en las redes sociales, aunque al reflexionar un poco sobre el asunto concluí que es pasmosa la facilidad con que hacemos nuestras vidas públicas y qué poco novedoso resulta ya el programa Gran Hermano si se tiene internet. Internet y una cámara de fotos, claro...

Tengo una cuenta en Twitter, sí, que básicamente me sirve para cambiar el estado en Facebook. Mi red allí es muy reducida y procuraré que siga así, porque en una ocasión me incluyó alguien que actualizaba cada cinco minutos y me llenaba la página de mensajes, con lo cual entrar significaba verse inundada de información intrascendente. No es que yo sea muy profunda, pero ¿de veras alguien cree que me puede interesar su vida minuto a minuto, desde que se va a lavar los dientes hasta que se ha enjuagado la boca después del cepillado, incluyendo en qué sentido ha frotado cada molar? Pero este retrato tan detallado de la vida diaria es aún más literal cuando hay una cámara de fotos de por medio y una cuenta de Tuenti.

Para ser sincera, odio las fotos. Me gusta hacer fotos a las gárgolas y todo tipo de criaturas fantásticas de las fachadas de las iglesias, a los relojes de sol, a las flores y a todo lo que esté en un museo, pero no a las personas. Creo firmemente que las personas son para interactuar con ellas, no para verlas en foto. Sin embargo, gracias a la fotografía digital, que elimina los costes de revelado y pone el límite sólo en la capacidad del disco duro, en los perfiles de Tuenti de mis primas más jóvenes puedo encontrar todo un reportaje fotográfico de cómo se maquilla antes de salir; de cómo abre la puerta antes de irse de juerga; cómo la cierra; cómo se sube en el ascensor; cómo se reúne con las demás amigas; y así una ingente cantidad de imágenes que relatan paso por paso lo mucho que se han divertido durante la noche y lo bien que se lo pasan. He visto ya tantas fotos de mis primas con los cubatas en la mano que todas las terminan por parecerme iguales (las fotos, no mis primas XD). Una biografía en imágenes.

Es cierto que tengo y uso las cuentas de Twitter, Tuenti y Facebook y ahora que estoy desempleada pierdo demasiado tiempo en esas redes sociales. Reconozco que a través de Facebook dio conmigo una azafata del pabellón de Suecia de la Expo´92 de la hacía diez años que no sabía nada y que no está mal saber qué hacen y cómo se encuentran los amigos pero ¿hasta qué punto son las redes sociales escaparates de nuestra propia vida? ¿Es necesario ser tan exhaustivo en el relato de nuestras vivencias? ¿De dónde viene esa necesidad de compartir cada minuto de la existencia?

sábado, 21 de marzo de 2009

Y a la pequeña abeja la llamaron Maya...

Si alguien conoce mis andanzas, sabrá que todos los sábados por la mañana (bueno, todos los sábados que no tengo otra cosa que hacer o que no se me pegan las sábanas) voy al Mercadillo Cultural del Pumarejo, donde montamos un puestecillo para hacer proselitismo becero. En El Pumarejo hay una antigua casa-palacio que los vecinos han habilitado como espacio común y en el que se realizan desde presentaciones de libros (mañana domingo a las siete de la tarde hay una, aunque no me he quedado con el título) hasta clases de español para inmigrantes: el último proyecto ha consistido en organizar una biblioteca vecinal, compuesto exclusivamente por libros donados por particulares, que abre de lunes a viernes, de siete de la tarde a nueve de la noche. Y como allí guardan los participantes en el Mercadillo sus avíos, hemos decidido que los libros de BookCrossing no se guarden, sino que queden expuestos en una estantería a modo de Zona Oficial de Cruce.

Lo malo es que quien estas palabras teclea disfruta estando entre libros, manoseándolos, leyendo sinopsis, hojeando, mirando ilustraciones... Así que he termnado implicándome (un poquito) en los asuntos de la biblioteca y hoy me puse a separar los libros infantiles de los juveniles y a ordenar los ejemplares en orden alfabético según el autor. Cuál no sería mi sorpresa al encontrar entre los libros uno de un tal W. Bonsels titulado "La abeja Maya". Como mi infancia comprende gran parte de los años 80, La abeja Maya es de las primeras cosas que recuerdo haber visto en televisión, pero no sabía que estuviera basada en un libro. Y como nunca puedo resistirme a una novela en la cual se haya basado alguna serie o película de mi agrado, me he traído el ejemplar a casa (en préstamo, claro) y no veo el momento de leerlo:

"Maya, una joven abeja que se rebela contra las leyes demasiado estrictas de su pueblo y se escapa e la colmena, vuela libre por el campo y descubre el encanto y los peligros del mundo que la rodea.

La novela que cuenta las aventuras de Maya, traducida a veinte idiomas, es interesantísima y emocionante, pues llegamos a identificarnos de tal modo con lo que siente la pequeña abeja que es como si nos ocurriese a nosotros mismos.

Waldemar Bonsels, poeta a la par que filósofo, escribió esta novela que es ya un clásico entre los libros para los niños."

Parece ser que la primera traducción al castellano de esta obra data de 1928, así que me da un poco de miedo lo que pueda encontrar... ¿Un estilo que trate a los niños como tontos perdidos y en lo que todo sea dulce y edulcorado? ¿Habrá un Willy y un Flint como los que yo recuerdo de la serie? ¿Terminaré defraudada? Probablemente sí, pero tener este libro ante mí y no leerlo sería dejar pasar una oportunidad de rememorar viejos tiempos.

Ya contaré qué tal (o a lo mejor no :P).

lunes, 16 de marzo de 2009

Motivos para no escribir

Tenía por ahí un comentario que decía algo del estilo "A ver si escribes, coño". Este blog lo actualizo con mucha más asiduidad que el blog "impersonal", el dedicado a lecturas, frikerío y similares, pero es que los motivos para no escribir son muchos. La vida real no siempre deja tiempo para desarrollar la virtual.

Algunos motivos para no escribir en el blog son:
1.-No tengo nada digno que contar...
2.-...o sí lo tengo, pero no son cosas que quiera airear públicamente por internet. Considero que hay temas que es mejor tratarlos con los amigos, cara a cara, frente a un café.
3.-Tengo demasiados libros por leer y últimamente estoy pasando una racha lectora excelente, porque todo lo que cae en mis manos termina por fascinarme.
4.-Quien dice que tengo muchos libros por leer, dice mucho manga por leer y mucho anime por ver. En lo que respecta a esto último, tuve que formatear y no me funcionan los altavoces, con lo cual las series se siguen acumulando sin que pueda verlas porque, a pesar de los subtítulos (todo el anime lo bajo en V.O.S.), la ausencia de audio convierte el visionado en algo muy triste.
5.-Me he aficionado al Photoshop. Por si no hubiera ya suficientes grupos de scanlation peleándose por gilipolleces y enzarzándose en discusiones absurdas sólo porque quieren ser los más leídos y les molesta que alguien más pueda cultivar su terreno, yo también me he sumado. Es muy entretenido y consume bastante tiempo.
6.-Me falta tiempo. No recuerdo quién dijo que el hombre feliz es aquel que durante el día, a causa de su trabajo, y por la noche, a causa del cansancio, no tiene tiempo de pensar en sus cosas. Y si no puedo pensar en mis cosas, mucho menos puedo contarlas, que a pesar de que jamás fui ordenada ni clara en mis exposiciones, algo de reflexión sí es precisa a la hora de redactar.
7.-Estoy anquilosada. Hace tanto tiempo que no escribo que he perdido toda la facilidad de palabra. Me paso la vida consultando la RAE para ver si el significado de cada palabra se ajusta bien a su contexto y mi prosa no es fluida en absoluto. Es más, ya ni siquiera es prosa: escribo tal y como hablo. Para más inri, considero que nada de lo que tenga que contar puede tener interés más que para mis amigos, con lo cual me remito a la parte del punto 2 que hace referencia al café. Para aquellos amigos que viven lejos, siempre nos quedará el Gtalk :P
8.-He ampliado horizontes. Y es que hay vida más allá de internet, de las exposiciones, de las novelas, de los manga y de los anime: por ejemplo, siempre se puede ejercer de bibliotecaria improvisada, ayudar a amueblar el piso de mi hermana para que se pueda independizar, ver el poblado ibero de Ullastret... Cosas pequeñas, sin trascendencia, pero igualmente gratificantes.

Todo lo anterior se resume en una especie de principio de Heisenberg: cuando tengo tiempo, no tengo ganas; y cuando tengo ganas, no se me ocurre qué contar. Y es que la vida real se interpone entre mis afanes blogueros y yo, cuando no es mi padre el que se sienta a jugar al buscaminas y me impide todo acceso al ordenador.

sábado, 14 de marzo de 2009

Otra vez en la guía Schmap

Ya conté que me hizo ilusión que incluyeran una foto que yo hice en una guía de Sevilla: cuál no sería mi sorpresa cuando volvieron a requerirme para que cediera una foto de la fachada del Museo de Historia Natural para una guía de Barcelona...

El resultado puede verse en este enlace y la foto en concreto es la siguiente:
Barcelona 065
Debo reconocer que el Museo de Historia Natural dio para muchas fotos, no sólo por su fachada de fortaleza en miniatura, sino por un contenido que asemeja una biblioteca antigua, con sus anaqueles de madera, una sala de exposición tan amplia y tan llena de vitrinas con animales disecados... Adentrarme en esa sala fue como salirse del tiempo para internarse en el siglo XIX.

¿Cogerán alguna de mis fotos de Gerona? Por más que me pese, Cataluña es una comunidad autónoma que me está gustando muchísimo para hacer turismo...

jueves, 19 de febrero de 2009

La poesía es roja

Lo que sigue a continuación lo escribí hace bastante tiempo, para uno de los diez millones de blogs que he empezado y abandonado en un ataque de autismo. Sin embargo, hoy estaba pensando en que tras verlo todo de color de rosa a causa de la felicidad y negro como el carbón a causa de la decepción, hoy vuelvo a ser gris. No está nada mal, el gris. Es un color cómodo, que no daña a la vista, ni la excita ni la agota. Se vive a gusto sin sobresaltos, sin ilusiones que romper, sin anhelos inalcanzables. Lo perfecto duele cuando deja de serlo y la infelicidad ya es una mierda de por sí, de modo que estoy satisfecha con el gris. Y en colores estaba pensando cuando recordé este texto, que escribí hace dos años y algo:

Tengo un amigo que escribe poesía. Para más inri, es catalán, jovencito, friki irredento y disfruta ofendiéndome, así que sería lógico suponer que le sigo hablando porque tiene unos manga míos. Sin embargo, lo cierto es que a pesar de que no tenemos nada en común (soy de ciencias, me falta poco para cumplir los treinta, soy aficionada al anime pero tengo otras distracciones y se me hiere con facilidad), le tengo todo el cariño del mundo. Como decía, escribe poesía.

Sé que hay más de un ingeniero, más de un físico (Ernesto Sábato, por ejemplo) y más de un químico que publican novelas y son aclamados por la crítica y/o el público, pero cuando yo me defino como "de ciencias puras" es algo literal: no sabría reconocer una metáfora ni aunque una me mordiera. De mis clases de literatura de segundo de BUP aún me quedan definiciones suficientes para saber qué es un recurso estilístico, pero de ahí a saber interpretar las metáforas media mucho camino. Esa es la causa de que para mí la poesía sea algo oscuro y críptico, algo de lo que sólo el autor sabe el auténtico significado y la verdadera intención.

La prosa también puede tener muchas interpretaciones, no lo niego, pero la mayoría de las veces encuentro una narrativa de la que puedo extraer conclusiones. Puede que sean erróneas, pero al menos puedo argumentar por qué he llegado a ellas. Sin embargo, ¿qué razones puedo dar a lo que me inspire determinado tipo de imágenes inconexas?

Puesto que preguntando se llega a Roma ("¿De dónde crees que vengo?"), acudí a mi amigo e inquirí sobre el proceso de creación: "Quillo, ¿por qué asocias un determinado sentimiento a una imagen en concreto?". Hay que admitir que algunas de estas asociaciones son automáticas, pues ya están muy manidas (problemas de ser de ciencias: ahora no se me ocurre ningún ejemplo... ¿Los cielos plomizos y la melancolía? ¿La lluvia como analogía entre el cielo que llora y nuestras propias lágrimas? No sé, cosas así), pero mi amigo no supo darme una explicación. Simplemente escribía.

Aquello me dejó pensativa. Como todo el mundo (al menos, como la inmensa mayoría), a veces no sé manifestar lo que siento con palabras que describan con exactitud mi desazón así que ¿por qué no probar suerte con la poesía, canalizar todo eso de una manera que no sea objetiva? Me concentré en lo que anida en mi interior. En mi corazón. Y lo vi.

Vi una víscera que bombea sangre. Salvo que algún tipo de isquemia me esté matando sin que yo lo sepa, todo lo que hay dentro de mi palpita, late y se revuelve bañado en sangre. Desde entonces, para mí la poesía es roja.

Roja es la sangre que brotaría si abriera mi pecho y mostrase lo que contiene (literalmente, ¡es que yo soy así de burra y seguro que dolería tanto como el dolor emocional que pretendiera mostrar!). Todo lo que hay dentro de mi está tinto en este color.

Rojo es el color que se asocia al amor.

Enrojecidos quedan mis ojos después del llanto, así como enrojecen mi nariz y mis mejillas (lo de la nariz es poco poético, porque moquear no es nada elegante).

Rojos los autobuses urbanos de Sevilla, si quisiera hacer alguna alusión a algún tipo de trayecto vital; rojizo el cielo en las noches que amenazan lluvia (que quizá sirviera para significar aprensión, terror, humedad, opresión o Dios sabe qué); rojiza la luna de los asesinos en el anime; rojo es el color de mi equipo si fuera tan estrafalaria como para hacer un símil deportivo; rojizos amaneceres y atardeceres de comienzos y finales; rojiza la piel quemada por el sol; labios y uñas pintados de rojo invitan al sexo en muchas novelas; semáforos en rojo frenan el avance, ¡de hecho, las luces de freno son rojas! Rojo, rojo, rojo, rojo...

Desde entonces, para mí, la poesía es roja.

Por cierto, mi color favorito es el azul... ¡Si es que soy de ciencias! xD

sábado, 17 de enero de 2009

Lo que he aprendido hoy (I)

Acabo de darme cuenta de que soy una borrica gramatical: siempre he dicho encima suyo, detrás mío y similares, y ése es un uso totalmente incorrecto del posesivo. Creo que leeré con detenimiento esta página, a ver si así me pulo un poco.

Si sigo así, quizá algún día aprenda a poner las tildes en los hiatos...

domingo, 11 de enero de 2009

En una guía de Sevilla...

Un día de estos, cuando tenga tiempo y ganas, tengo que hablar largo y tendido con mi experiencia con las cámaras de fotos: yo las odio y ellas me odian a mí. Aún así, me compré una y (novelera que es una) durante un par de meses la llevé conmigo allá donde fuera, así que durante la Noche Larga de los Museos le hice un reportaje fotográfico al Museo Arqueológico. Aunque pueda parecer mentira, no sólo el culo del Mercurio merece que le rinda homenaje en cada visita, pero jamás pensé que la elegida para aparecer en una guía de Sevilla sería la siguiente:
Lanochelarga2008 006
Yo mido un metro sesenta y el mosaico está bastante más alto, así que se nota a legua que la foto está tomada desde abajo. Como yo no entiendo nada de fotografía, no veo qué hace que destaque sobre las demás que hice en ese mismo museo esa misma noche, salvo lo espectacular y realista del león, así que os podéis imaginar mi sorpresa cuando recibí un mail en inglés que solicitaba mi permiso para incluir esta imagen en una guía Schmap de Sevilla. Obviamente, no me iban a pagar nada, como mucho pondrían mi nombre o nick para acreditarme como la autora, pero como yo ni siquiera sabía que existían esas guías y de todos modos jamás esperé sacar beneficios de mis fotos, consentí.

Si queréis ver cómo ha quedado el leoncito en miniatura con mi nombre debajo, podéis pinchar aquí

miércoles, 7 de enero de 2009

El dios Emo

No hace mucho tiempo leí La colección, un manga espeluznante de Shintaro Kago. Aunque la historia es tan macabra y truculenta que me encantó, no me dio por buscar más obras del autor. Sin embargo, cotilleando en Same Hat! di con esto:

Es una viñeta que el autor colgó en su blog (que está completamente en japonés) y que me hace pensar que quizá merezca la pena buscar más historias de este mangaka... ¡porque mira que tiene mala leche! Es más, no sólo tiene historias de este tipo, sino una línea de juguetes gore que incluye perros atropellados. ¡Una joyita de tío! xD

Esta viñeta me llamó muchísimo la atención porque jamás pensé que un dios con tantos brazos tuviera que tomarse tanto trabajo para suicidarse... ¿No hubiera acabado antes con la ingesta de pastillas? :P