martes, 28 de abril de 2009

La palabra del día (IV): hessiano

Ayer fui a buscar un par de detallitos para ciertas personas a Sevilla y no pude evitar acabar en Nostromo, la tienda que me surte de manga. Generalmente recurro a Beta cuando quiero comprar libros porque prefiero potenciar las librerías sevillanas antes que cadenas francesas y porque el servicio en Casa del Libro me parece pésimo y me niego a que hagan caja a mi costa (en Beta me dijeron que me traían cierto título en quince días y, como me corría prisa, fui a la Casa del Libro: allí me dijeron que cómo se me ocurría preguntar por algo publicado hacía más de diez años, que eso estaba descatalogado; por tanto, dado el pésimo trato y aún peor servicio, que no me cuenten entre sus clientes), así que a Nostromo sólo voy a por los cómic que me interesan. Sin embargo, en esta ocasión entré en la tienda de la calle Zaragoza y allí, además de cómic europeo y americano, tienen literatura de ciencia-ficción y fantasía y módulos de rol. No pude resistirme a echarle un vistazo y, claro, mis ojos quedaron prendados de la portada de Baltimore o el valiente soldado de plomo y el vampiro, de Mike Mignola y Christopher Golden.

También me llevé Te quise como sólo se quiere a los cabrones porque tampoco supe negarme a un título así, pero como las reseñas no corresponden a este blog y además llevo una temporada demasiado perra como para hacer disquisiciones sobre literatura, me ceñiré al tema en concreto: hoy he aprendido una nueva palabra que desconocía.

La acción en Baltimore comienza durante la Primera Guerra Mundial y siempre se habla de aliados y hessianos. Aunque por lógica los hessianos (en esta novela se escribe con una sola s) tenían que ser los alemanes, era la primera vez que escuchaba este término y tuve que recurrir a la RAE. No obstante, la RAE no recoge este término y Google sólo mostraba resultados sobre matrices, determinantes y similares...

A base de seguir buscando, encontré referencias a los aliados hessianos de los casacas rojas en la Guerra de la Independencia Americana y ésa fue la pista para seguir tirando del hilo y confirmar que sí, que los hessianos son alemanes, pero concretamente aquellos bajo el mando del Duque de Hesse o provenientes de dicho estado federado de Alemania. Supongo que podía vivir sin saberlo, pero nunca está de más ampliar un poco el vocabulario.

martes, 21 de abril de 2009

Un nombre bien elegido... ¡por los cojones!

Estos días han sido muy intensos: Semana Santa, Salón de Manga de Jerez, parientes hospitalizados, ¡no he parado! Y entre todas las actividades se encontraba el preparar la liberación masiva para el Día del Libro, que si bien el año pasado no pudo llevarse a cabo es una tradición bastante arraigada entre los beceros sevillanos. Además de reunir los libros (tres cajas tengo en mi casa, para mayor cabreo de mi madre), etiquetarlos, hacer las notas de liberación, recopilar los enlaces de los journal para colgarlos en blogs y similares, comuniqué el evento allá donde creí que podría interesar la noticia y le darían difusión, como el programa Es la vida, que libera los libros que comentan y tiene su propia estantería en BookCrossing.

Buscando en Google el enlace a la web del programa, encontré esta noticia, en la que se menciona "un anteproyecto de ley de protección a la maternidad que pretende proteger a las mujeres embarazadas". La frasecita de marras me ha puesto de una mala leche espantosa: este anteproyecto de ley viene a raíz de la ley del aborto y eso de la protección a las embarazadas suena a que todos aquellos que estamos a favor de la libertad de elección fuésemos atentando contra las pobres preñadas y obligándolas a renunciar a su futuro vástago. Me parece que el nombre es muy desafortunado y que aquellos que estamos a favor del aborto sólo pedimos la posibilidad de elegir, de dejar que cada cual opte por interrumpir el embarazo o continuar según le dicte su propia conciencia, en tanto que aquellos que se oponen quieren obligar a todo el mundo a seguir su criterio y apechugar con lo que venga. ¿Realmente una ayuda económica compensa todo lo que implica criar a un niño no deseado? ¿Creen que con pagar los pañales ya resarcen a esa madre que no quería cambiarlos, ni supeditar su vida a lo que es una crianza?

Protección a las embarazadas... ¿Es que acaso hay alguien que las agreda? Parece ser que exigir libertad de elección es algo de lo que se debe proteger a las futuras mamás, tanto si ellas quieren serlo como si no.

Insisto: la elección del nombre es tendenciosa.

miércoles, 15 de abril de 2009

La vida en directo

Llevo mucho tiempo sin escribir en este blog, que creé para comentar las tonterías pequeñas y personales. No es que no abunden las tonterías, tanto las pequeñas y personales como las grandes y públicas, pero es que no he encontrado ni el momento ni el estado de ánimo precisos para ponerme a relatar algo de forma coherente. Sin embargo, es bien fácil seguirme la pista, porque puede que no tenga ganas de redactar, pero dejar una simple frase con una idea es pan comido.

¿A qué viene esto? A que hace poco encontré en el contador de visitas de este blog una búsqueda de Google que había empleado los términos "Carboanion Facebook" y otra que buscaba "Carboanion Twitter". Aunque es cierto que en Twitter sí tengo el mismo nick, ¿de veras alguien pensaba que en Facebook también uso un nombre simulado, o es que creía que tengo un club de fans allí? Me encantaría saber quién se aburre tanto como para querer encontrarme en las redes sociales, aunque al reflexionar un poco sobre el asunto concluí que es pasmosa la facilidad con que hacemos nuestras vidas públicas y qué poco novedoso resulta ya el programa Gran Hermano si se tiene internet. Internet y una cámara de fotos, claro...

Tengo una cuenta en Twitter, sí, que básicamente me sirve para cambiar el estado en Facebook. Mi red allí es muy reducida y procuraré que siga así, porque en una ocasión me incluyó alguien que actualizaba cada cinco minutos y me llenaba la página de mensajes, con lo cual entrar significaba verse inundada de información intrascendente. No es que yo sea muy profunda, pero ¿de veras alguien cree que me puede interesar su vida minuto a minuto, desde que se va a lavar los dientes hasta que se ha enjuagado la boca después del cepillado, incluyendo en qué sentido ha frotado cada molar? Pero este retrato tan detallado de la vida diaria es aún más literal cuando hay una cámara de fotos de por medio y una cuenta de Tuenti.

Para ser sincera, odio las fotos. Me gusta hacer fotos a las gárgolas y todo tipo de criaturas fantásticas de las fachadas de las iglesias, a los relojes de sol, a las flores y a todo lo que esté en un museo, pero no a las personas. Creo firmemente que las personas son para interactuar con ellas, no para verlas en foto. Sin embargo, gracias a la fotografía digital, que elimina los costes de revelado y pone el límite sólo en la capacidad del disco duro, en los perfiles de Tuenti de mis primas más jóvenes puedo encontrar todo un reportaje fotográfico de cómo se maquilla antes de salir; de cómo abre la puerta antes de irse de juerga; cómo la cierra; cómo se sube en el ascensor; cómo se reúne con las demás amigas; y así una ingente cantidad de imágenes que relatan paso por paso lo mucho que se han divertido durante la noche y lo bien que se lo pasan. He visto ya tantas fotos de mis primas con los cubatas en la mano que todas las terminan por parecerme iguales (las fotos, no mis primas XD). Una biografía en imágenes.

Es cierto que tengo y uso las cuentas de Twitter, Tuenti y Facebook y ahora que estoy desempleada pierdo demasiado tiempo en esas redes sociales. Reconozco que a través de Facebook dio conmigo una azafata del pabellón de Suecia de la Expo´92 de la hacía diez años que no sabía nada y que no está mal saber qué hacen y cómo se encuentran los amigos pero ¿hasta qué punto son las redes sociales escaparates de nuestra propia vida? ¿Es necesario ser tan exhaustivo en el relato de nuestras vivencias? ¿De dónde viene esa necesidad de compartir cada minuto de la existencia?