Ayer sábado, entre otros muchos sitios (fue un día que cundió mucho, como hacía tiempo que no pasaba una jornada), fui a la Feria del Libro de Sevilla. En teoría, sólo iba a acompañar a un par de amigas para tomar café y pasar un ratito agradable, dado que la cantidad de libros que tengo en casa por leer no cesa de aumentar (de hecho, en esa lista no están incluidas todas las adquisiciones de los últimos meses, ni los libros que cacé en el Encuentro de Ciudad Real), pero la carne es débil...
La carne es débil y la tentación demasiado fuerte, porque cuando vi aquel ejemplar de Crímenes ejemplares, de Max Aub, con su portada llena de calaveras sonrientes, su pequeño formato, sus páginas negras con letras plateadas y el sucinto "Lo maté sin darme cuenta. No creo que fuera la primera vez." que se daba por toda descripción del contenido en la contraportada, el precio no me importó. De ordinario me hubiera dolido gastarme doce euros (10.80 tras hacerme el 10% de descuento) en una cosita tan pequeña que su lectura me llevaría menos de una hora, pero un día es un día, acababa de sacar dinero del cajero y ¡era un libro con las páginas negras y la tipografía plateada, de temática macabra! ¿Quién puede negarse a eso?
Y he aquí que, en la descripción de un asesinato cuyo móvil era la irritante manía del finado de hurgarse los dientes con un palillo, aparece la palabra biznaga. Por lógica, una biznaga tenía que ser un mondadientes, pero no obstante acudí a la web de la RAE y allí encontré lo siguiente:
biznaga.
(Del ár. hisp. *bis[s]ináqa, y este del lat. pastināca).
1. f. Planta de la familia de las Umbelíferas, como de un metro de altura, con tallos lisos, hojas hendidas muy menudamente, flores pequeñas y blancas, y fruto oval y lampiño.
2. f. Cada uno de los pies de las flores de esta planta, que se emplean en algunas partes para mondadientes.
3. f. And. Ramillete de jazmines en forma de bola.
Yo soy andaluza y ni siquiera sabía que una moña de jazmines se llamase biznaga... He obviado una segunda acepción que hace referencia a un cactus mejicano.
¡Y yo que pensaba que con este libro sólo iba a aprender razones originales para justificar una muerte!
La carne es débil y la tentación demasiado fuerte, porque cuando vi aquel ejemplar de Crímenes ejemplares, de Max Aub, con su portada llena de calaveras sonrientes, su pequeño formato, sus páginas negras con letras plateadas y el sucinto "Lo maté sin darme cuenta. No creo que fuera la primera vez." que se daba por toda descripción del contenido en la contraportada, el precio no me importó. De ordinario me hubiera dolido gastarme doce euros (10.80 tras hacerme el 10% de descuento) en una cosita tan pequeña que su lectura me llevaría menos de una hora, pero un día es un día, acababa de sacar dinero del cajero y ¡era un libro con las páginas negras y la tipografía plateada, de temática macabra! ¿Quién puede negarse a eso?
Y he aquí que, en la descripción de un asesinato cuyo móvil era la irritante manía del finado de hurgarse los dientes con un palillo, aparece la palabra biznaga. Por lógica, una biznaga tenía que ser un mondadientes, pero no obstante acudí a la web de la RAE y allí encontré lo siguiente:
biznaga.
(Del ár. hisp. *bis[s]ináqa, y este del lat. pastināca).
1. f. Planta de la familia de las Umbelíferas, como de un metro de altura, con tallos lisos, hojas hendidas muy menudamente, flores pequeñas y blancas, y fruto oval y lampiño.
2. f. Cada uno de los pies de las flores de esta planta, que se emplean en algunas partes para mondadientes.
3. f. And. Ramillete de jazmines en forma de bola.
Yo soy andaluza y ni siquiera sabía que una moña de jazmines se llamase biznaga... He obviado una segunda acepción que hace referencia a un cactus mejicano.
¡Y yo que pensaba que con este libro sólo iba a aprender razones originales para justificar una muerte!