Sé que ha transcurrido demasiado tiempo desde la última vez que actualicé este blog. No es que haya dejado de leer, de aprender y olvidar palabras nuevas, ni que haya descartado el usar este sitio web para contar mis experiencias en los distintos viajes que he tenido ocasión de realizar (ése era mi propósito original al crear "Memorias absurdas de la carbo", contar mis vivencias), pero por cuestiones de tiempo, ganas, malhumor, redes sociales e imprevistos varios hace mucho que no encuentro la ocasión de sentarme y redactar de forma coherente. Entonces, ¿por qué hoy me tomo unos minutos para pergeñar un post? Por lo que me encontré en este enlace.
No voy a entrar en honduras sobre lo ilógico que resulta que una entidad que en teoría pretende un uso correcto del español se oponga a la difusión de su obra si no es pasando por caja, como si hablar y utilizar todas esas palabras que ellos recogen no fuera gratis y a la hora de conservar la pureza del idioma no interesara que sus obras llegasen a la mayor cantidad de gente posible. Me limitaré a citar el párrafo que me ha chocado y que es el que convierte en ilegales tantos sitios web dedicados a la ortografía, el vocabulario, la gramática: «queda prohibida la introducción de enlaces que faciliten el acceso directo a cualquiera de los contenidos de los sitios web de la RAE, salvo en el caso de que se utilicen los procedimientos que la entidad implemente para ello, bien sea por medio de botones integrables en el navegador o de otro tipo de recursos de software». Como el contenido está protegido por copyright, en teoría no debería haber copiado definiciones, pero tampoco debí haber enlazado la fuente, por lo que se desprende de lo citado. Tendré que dejar de apuntarme aquí las palabras que aprendo y que no tengo ocasión de introducir en mis conversaciones y buscar nuevos contenidos.
No voy a entrar en honduras sobre lo ilógico que resulta que una entidad que en teoría pretende un uso correcto del español se oponga a la difusión de su obra si no es pasando por caja, como si hablar y utilizar todas esas palabras que ellos recogen no fuera gratis y a la hora de conservar la pureza del idioma no interesara que sus obras llegasen a la mayor cantidad de gente posible. Me limitaré a citar el párrafo que me ha chocado y que es el que convierte en ilegales tantos sitios web dedicados a la ortografía, el vocabulario, la gramática: «queda prohibida la introducción de enlaces que faciliten el acceso directo a cualquiera de los contenidos de los sitios web de la RAE, salvo en el caso de que se utilicen los procedimientos que la entidad implemente para ello, bien sea por medio de botones integrables en el navegador o de otro tipo de recursos de software». Como el contenido está protegido por copyright, en teoría no debería haber copiado definiciones, pero tampoco debí haber enlazado la fuente, por lo que se desprende de lo citado. Tendré que dejar de apuntarme aquí las palabras que aprendo y que no tengo ocasión de introducir en mis conversaciones y buscar nuevos contenidos.